martes, 5 de noviembre de 2013

Por fin conseguí el famoso Matadero Cinco. Ni siquiera pudo ser en La Central, donde sí compré otros del autor. Tuve que irme a Bajo el volcán, en pleno barrio de Lavapiés, en una calle perdida repleta de comercios orientales. En una librería dominada por los discos y la música, con una bóveda rebosante de humedad atestiguada por las fotos y vídeos del Ipad mini. Allí, acompañado de Santi, en una aventura perdurable, estaba esperando Matadero Cinco. No decepciona. Vonnegut aplica la sátira, el humor, incluso la ciencia ficción para explicar lo que nadie quiere entender, mucho menos en su época de postguerra: que los conflictos no se ganan ni se pierden, se sufren. Y millones de personas anónimas lo han pagado con su vida, y otros tantos, como el protagonista principal, Billy Pilgrim -o el autor- con la destrucción de sus vidas, su memoria y su futuro. Bajo los escombros de ese bombardeo apocalíptico de Dresde en 1945, absurdo incluso desde el punto de vista militar, yace la esperanza de todos. Ni los soldados son héroes -tantas veces son mocosos harapientos- ni las guerras nos enseñan nada, excepto a morir como animales en el matadero. Estilo directo, ágil, periodístico, humor sarcástico, a menudo negro, combinado con una crítica profunda de la sociedad establecida, los valores y la moral intocables de los estadounidenses y, por ende, de toda la civilización occidental.

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